(Tú Despedida)
22 de agosto del 2013
Día en el cual sentía qué el mundo se me derrumbaba día el cual te pones a pensar porque la vida tiene que ser así.
¿Por qué? Porque justo cuando en realidad amas a una persona, y crees qué todo marcha bien, sientes que se te derrumba el alma y las fibras de todo tu ser.
Era tan inalcanzable para mí saber qué ese día me despedía de tì aun guardando la esperanza que te podría volver a ver con esa sonrisa tan despampanante qué te caracterizaba y qué vi hasta el último día de tu vida.
Nunca llegue a pensar que una ola de tristeza llegará a invadir tanto mi ser. Tanto así que sentí ese golpe horas antes de tu partida, sentía dentro de mí un ahogo que en mi ser nunca había existido.
Aun así sintiendo esa extraña sensación me decías a mí misma que ibas a seguir, pero mi apego hacia ti era tan fuerte como la raíz de un árbol qué no quiere ser desterrado.
Yo aún guardaba en ese silencio la esperanza de volverte a ver pero también no podía ser tan egoísta sabiendo que lo más probable era que no podría volverte a ver
Aún más sabiendo qué estando en el rol que me encontraba era más cociente de tu situación.
Pero mi apego hacia ti era tan fuerte que llegue a pensar qué todo era mentira y qué existiese la mayor probabilidad de qué siguieras con nosotros como un día normal, pero no fue así.
A medida que el tiempo trascurría sentía qué esa parte de mí se estaba hiendo lentamente.
Como no olvidar ese instante donde mis suaves y delicada manos te masajeaba ese frágil cuerpo lleno de vigor hasta el último instante. Donde parecía que todo iba ser momentáneo pero aun así parte de mi alma sabía que ibas a partir.
Era tan fuerte nuestro apego que sabíamos que ver mi cálido rostro lleno de sonrisa sería la calma hacía ti.
Sabiendo que parte de ti estaba en mí y sentíamos esa extraña sensación donde las ganas de quedarte eran tan fuerte e intensa como las raíces de un Árbol que un día sembraste.
¡Duele! ¡duele! ¡como duele! ver como una vida Se va desvaneciendo aun teniendo la vigorosidad para estar en esta tierra.
Tierra de Guerreros, tierra donde luchamos por nuestra existencia, tierra donde hacemos que nuestro ser sea libre pero aun así somos prisioneros.
23 de agosto, 2: 45 am. La llegada del viento más frío de mi existencia, cubriendo toda una familia de una profunda tristeza. Donde esa Luz radiante que iluminaba mi ser se había apagado, sentía que todo se me derrumbaba, sentía qué nada tenía sentido en mi vida, sentía que para que estar en este mundo donde solo se quedan los guerreros y yo no tenía fuerzas.
En ese momento me sentí como un niño desconsolado, afligido por la pérdida de un juguete.
Pero no era cualquier juguete era algo más importante era algo invaluable en mi vida. Era mi abuelo (padre) a quien respeto y admiro aunque ya no esté.
Agradecida siempre con el porque me acogió en su nicho de amor, para darme lo mejor de él. Pero nuestro mundo terrenal tiene un ciclo dónde tiene un comienzo y un fin y es donde el viento frío se apodera de él dejándonos con un susurro diciéndonos no importa en qué condiciones te encuentres pero nunca dejes de ser quién eres, nunca bajes la guardia aunque te sientas abatido. Por qué el luchó hasta su último suspiro.
Y terminando de palpar su cálido rostro que ya no era tan cálido me despedía de el con un beso en su mejilla diciéndole te amo y te amare por siempre.
